La siguiente es una traducción del texto original en inglés de Hilary Barrett (quien no habla español) realizada por Verónica Lassa como aporte al Yijing en su viaje por los siglos.
Si hay comentarios u observaciones que puedan mejorar las versiones en español, contactar a Verónica a través de https://urdirlatrama.blogspot.com.ar/p/i-ching.html para que se tome debida nota.
¡Muchas gracias!
El Hexagrama 10 te dice que estás ‘pisando la cola del tigre’. Lo primero que te preguntas en este caso, naturalmente, es ¿Cuál es el tigre? ¿A dónde está? Hay aquí algo que podría devorarte, y necesitas saber de qué se trata.
En algunas consultas es fácil identificar al tigre – ‘¿Qué va a pasar si pido un aumento a mi jefe?— por ejemplo. Pero también existen tigres interiores, hambrientos y feroces; y hasta la consulta misma puede estar dotada de algunas intensidades tigrescas.
Salir a la zaga de un tigre no es algo que vayas a hacer por casualidad, en general. Los tigres, en la antigua China, por supuesto que podían comerte, pero también podían ofrecerte protección y fertilidad. Lo sigues de cerca porque el tigre te atrae. Esa fuerza, esa emoción, esa pura energía.
Un deseo de comunión, de conectarse con algo más, es lo que expresan las distintas capas en la imaginería del hexagrama 10: el tigre, los trigramas y el nombre del hexagrama.
Está compuesto por los trigramas, dui debajo de qian, y muestran al lago que refleja el cielo en sus profundidades; o la hija menor que corteja (o quizás encarna) con su danza a la fuerza inmutable del cielo. El noble observa esto con mucha atención —
‘Arriba el cielo, abajo el lago. Pisar.
Así distingue el noble entre alto y bajo,
Y hace lugar a las aspiraciones del pueblo.’
– y distingue la diferencia entre las alturas y las profundidades que dan sus reflejos, por lo que logra alcanzar una consciencia de las dimensiones más vasta; y así encontrar un lugar para esa esa aspiración que está subiendo.
El nombre del hexagrama, lu, Pisar, es un ideograma complejo que muestra zapatos y huellas de pisadas, y, además, a una persona sentada en representación del antepasado muerto durante el sacrificio. Podría ser – esto es una especulación – que cuando Pisas, es como si caminaras en los zapatos de un ancestro, y estuvieras encarnando su espíritu. De nuevo, estarías buscando esa conexión con la fuerza de los espíritus y tendrás que observar un enorme respeto y tener mucha habilidad para caminar tan cerca de los antepasados.
Al hexagrama Pisar también se lo denomina la ‘conducta’, el porte, el modo en el que te haces camino en el mundo. ¿Cómo andarás tu camino? y, más importante todavía, ¿Con qué fuerzas estás marchando? ¿Has estudiado su naturaleza y has aprendido a conducirte con ellas?
Es probable que a estos estudios los hayas comenzado en el hexagrama anterior: 9, Domesticar lo Pequeño. El pequeño agricultor mira el cielo, ve que las nubes negras todavía no dejan lluvia y labra su tierra hierba por hierba. Esto podría ser un trabajo silencioso en pos de cultivar(se), pero también puede ser una época de frustraciones en la que no alcanzaste del todo la consecución de lo que te proponías, o que no pudiste contener del todo los canales por los que fluirían las fuerzas, o en la que no pudiste ser lo suficientemente grande o fuerte como para que el cambio tuviera lugar.
Lo cierto es que el noble, aquí, está aprendiendo las formas del cielo, refinando su forma según las leyes del cielo, con la misma diligencia que el viento está ‘cultivando la pauta de la naturaleza’. Como si estuviera haciendo una pasantía.
‘Cuando las cosas son domesticadas’ dice La Secuencia ‘siguen las ceremonias, por eso sigue luego el signo de Pisar’
Una vez que hayas aprendido los rituales ceremoniales, que hayas aprendido a relacionarte y a interactuar con la fuerza del cielo, recién entonces, quizás, estés preparado para pisar, con cautela, a la zaga del tigre.