La siguiente es una traducción del texto original en inglés de Hilary Barrett (quien no habla español) realizada por Verónica Lassa como aporte al Yijing en su viaje por los siglos.
Si hay comentarios u observaciones que puedan mejorar las versiones en español, contactar a Verónica a través de https://urdirlatrama.blogspot.com.ar/p/i-ching.html para que se tome debida nota.
¡Muchas gracias!
Uno de los lectores me envió esta inquietud:
“En este tiempo me viene saliendo el 21, Morder Atravesando, con frecuencia. Me confunde, porque nunca estoy seguro de si se trata de ‘morder atravesando’ como algo positivo para seguir adelante, o de algo negativo que ‘me muerde atravesando’.
Es posible que a otras personas les pase lo mismo, por eso pensé que quizá sea un tema interesante para que escribas.
Com mucho afecto,
Anne”.
Como regla, ‘Morder Atravesando’ es algo que uno hace, y no algo que a uno le pasa. Siempre nos señala que hay algún problema que tenemos que abordar y, por lo general, uno es quien tiene que meter los dientes en eso. La estructura básica de este hexagrama —que se puede mirar a todo nivel, desde lo personal hasta lo social— es la presencia de algo que obstaculiza la unión, como si hubiera algo duro metido entre los dientes. Puede ser una decepción o una tercera persona que está impidiendo una relación, o algún obstáculo como el de habernos decepcionado a nosotros mismos y eso nos separa a nosotros de nosotros mismos. En cualquier caso, la mordedura debe ser tajante para que podamos recomponer la unidad y hacer que las cosas vuelvan a funcionar.
El título de este hexagrama tiene dos palabras: ‘arrancar con los dientes’, shih, y ‘cerrar las mandíbulas’, ho. Los antiguos ideogramas de shih son un chamán-bambú (un mago con tallos de milenrama) y una boca. Y en ho hay otra boca y una vasija cuya tapa encaja perfectamente. De modo que tenemos una magia que llega a la verdad mediante las palabras y una ‘mordida’ perfecta (una unión sana y eficaz).
Se trata de atravesar las cosas hasta alcanzar la verdad, en especial, atravesar los espejismos de desunión. La adivinación con lo que ha sobrevivido del oráculo de milenrama, el I Ching, sin dudas que sabe perforar las líneas que dividen la ‘vida común’ de la ‘experiencia espiritual’. Nos anima a vivir en carne propia las cosas para poder procesarlas y revelar su esencia.
El Dictamen muestra esto con mucha claridad pero a escala mayor: ‘Es propicio litigar’. El litigio representa la determinación de alcanzar la verdad, de abarcar toda una situación y morder atravesando las decepciones que conlleva, como si fuera la declaración de una sociedad en su conjunto. Y La Imagen utiliza la misma noción: ‘los antiguos reyes iluminaban los castigos para ejecutar las leyes’.
Hay dos maneras de interpretar la frase ‘iluminar los castigos’. Según la Tradición (y mi experiencia, adhiero en esto) la primera y la última línea describen a alguien que sufre el castigo. Si uno recibe alguna de ellas podría querer decir que uno es quien ha sido ‘mordido’ por la experiencia. En ese caso, uno trataría de encontrar alguna lógica interna o algún sentido detrás del sufrimiento a fin de que la experiencia nos sirva para iluminar la verdad.
Sin embargo, si tomas la el punto de vista de los antiguos reyes, entonces vas a estar íntimamente unido a la labor de ellos, la de crear y ordenar una vida en armonía. Eso depende de una delicada combinación entre acción y claridad de entendimiento (los dos trigramas que lo componen, el trueno adentro y el fuego o el rayo afuera). No es suficiente el hecho de andar de un ensayo y error a otro ensayo y error hasta conocer las leyes y las penalidades: no tiene sentido que te castigues o castigues a otros por romper reglas que no se conocían.
En el Gran Tratado se habla de una vieja tradición que extrajo de este hexagrama la idea de una feria.
‘Cuando el sol se hallaba en el mediodía, el divino agricultor realizó la feria. Hizo que acudieran las gentes sobre la tierra y reunía las mercancías sobre la tierra. Ellas las trocaban entre sí, luego retornaban y cada cosa volvía a su lugar’.
El sol del mediodía ilumina el torbellino del intercambio, y las necesidades y dones personales se unen en armonioso equilibrio donde ‘cada cosa vuelve a su lugar’.
Pero cuando alguien en el feria grita ‘¡Aquí las sedas más finas! Morder Atravesando empieza a mezclarse con su par volcado: El Hexagrama 22, La Belleza. La secuencia del 21 al 22 dice que ‘los seres no pueden reunirse sin más ni desconsideradamente’ y, de hecho, las líneas mutantes del Hexagrama 22 reseñan ceremonias matrimoniales y de cortejo. Una vez que has mordido hasta llegar a la esencia de la cuestión deberás encontrar los modos de expresar eso esencial, al trabajo interior lo acompaña la tarea de encontrar un rostro verdadero para el mundo. Mientras terminaba de organizar este último párrafo, me llegó por mail a la sección I Ching Resources de mi sitio la siguiente contribución:
“Desde la primera vez que consulté al I Ching (hace 34 años) he sentido que había una conexión muy fuerte y disfruté trabajar cada hexagrama en profundidad. Pero llegué a un momento muy tormentoso de mi vida en el que tuve que parar. Decidí quemar la edición que tenía (eso da una idea de el estado en el que me encontraba). Le pregunté al oráculo si quería decirme algunas últimas palabras y la respuesta fue el “21, Morder atravesando”. Me dejó helada la integridad de la respuesta. Aquí, en el último momento antes de ser consumido por las llamas, el oráculo contestó con la verdad: yo intentaba ‘morder atravesando’ la difícil situación que había creado. Nunca me olvidé de esto, fue una lección de Verdad e Integridad. Veinte años después, un amigo volvió a introducirme al oráculo. Lancé las monedas. El resultado fue el “21, Morder Atravesando”. El oráculo y yo pudimos restablece la conexión como si no existiese el paso del tiempo. Esto me enseñó que el Tiempo no prevalece sobre algunas verdades…”